martes, 3 de marzo de 2015

Los otros beneficios y el valor emocional

“Los otros beneficios de una valoración de empresa”


Al analizar las cuentas de una empresa hay que ser capaces de discernir que parte del beneficio de la empresa se pierde a lo largo de la cuenta de resultados.


Esto se da habitualmente en la partida de salarios, cuando los socios trabajadores tienen un sueldo muy superior en comparación con el que tendría un empleado por cuenta ajena contratado para desempeñar sus mismas funciones. También ocurre con el uso de vehículos de empresa, la telefonía móvil, las cuotas de seguridad social de autónomos, comidas de empresa, y otra serie de beneficios que repercuten directamente en una mejor calidad de vida del empresario, pero que en muchas ocasiones no se contemplan dentro de su remuneración.


Es recomendable recalcular las cuentas considerando el impacto de estos elementos del gasto y ser conscientes de que son beneficios reales del “vendedor”, puesto que de no ser considerados, cualquier oferta realizada por el comprador corre el riesgo de resultar insuficiente y terminar paralizando la negociación.


 


El valor emocional


Si hay un punto que no se contempla nunca en los métodos de cálculo que se emplean en la valoración de empresas, es el “valor emocional”.


El “valor emocional” es aquel valor intangible que se atribuye al sentimiento que la empresa genera en sus propietarios, y que le supone un importante freno ante cualquier mención de transacción. (Es sabido que algunos empresarios pueden llegar a considerarla como un “hijo”).


Sería muy aventurado decir que el “valor emocional” es igual al importe por el que un propietario está dispuesto a desprenderse del negocio menos la valoración “objetiva” del negocio, puesto esa diferencia sí que está claramente influida por la posición negociadora de las partes. Sin embargo, hay que ser conscientes de que la compra de un negocio puede tener que asumir una plusvalía importante en concepto de “valor emocional”, y aquí ya intervendrá el “valor estratégico” de la operación, que es aquel que puede admitir un sobrecoste sobre el “valor objetivo” en función de las características estratégicas de la inversión.



Los otros beneficios y el valor emocional

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